Los Galpones del Ferrocarril

LOS ORÍGENES
Sería reiterativo explicar aquí el origen de la localidad de Suardi, en relación a la ubicación de la Estación Bruix. No obstante, cabe recordar que los primeros pobladores y las personas que se acercaban para trabajar temporariamente, tenían todo por hacer: calles, viviendas, producción de artículos de consumo inmediato, etc. El espacio había sido desmontado, pero aún no existía ningún tipo de servicio, ni provisión de recursos materiales.

Todo debía ser trasladado desde otros lugares.
El ferrocarril fue el medio de transporte que cubrió esa necesidad. Traía,
fundamentalmente desde Rosario y San Francisco: harina, aceite, azúcar y otros alimentos; materiales de construcción, telas, maquinarias y herramientas. Al mismo tiempo, se llevaba la producción rural a centros de almacenamiento e industrialización o a los puertos.

Cuando el Pueblo Suardi contaba con sus primeros años de existencia, había dos almacenes de ramos generales: Locatelli Hnos y José Bargellini e Hijos. Posteriormente se trasladó desde Colonia Ripamonti, Juan Senn. Todos dependían casi absolutamente del movimiento ferroviario para su abastecimiento. Los elementos o bienes que llegaban
empaquetados, eran depositados en la Sala de Encomiendas, hoy convertida en un pequeño museo con objetos recuperados. Luego eran transportados tanto en zona urbana como rural, con la denominada “chata”, medio de transporte tirado por caballos. 

En la pintura de este galpón, dejamos un recuerdo de quienes realizaron esta tarea. Para el depósito de materiales de construcción, maquinarias y herramientas que llegaban en grandes cantidades debido a la gran demanda de los nuevos pobladores, la Empresa Ferrocarril Central Argentino también proveyó de un galpón, no obstante fue insuficiente. Ese es el galpón que hoy se encuentra artísticamente recuperado.
Antes de cumplir una década de existencia de su comercio, José Bargellini detectó la necesidad de construir mayor infraestructura para el resguardo de la mercadería que debía comercializar. Es así que acordó la construcción de lo que llamaron “arenero”. Fue un reservorio ubicado en el lugar donde actualmente se encuentra un galpón con techo
abovedado. Se trataba simplemente de una planchada con paredes elevadas y sin techo donde se depositaba arena, cal, ladrillos, cemento, entre otros elementos.

Los dos establecimientos comerciales más grandes, nombrados en párrafos anteriores, también actuaron como acopiadores de semillas, por lo que instalaron galpones y silos para el resguardo de las semillas, instalaciones que aún permanecen, con el agregado de tecnologías apropiadas.

Plano del “Arenero” construído por José Bargellini e Hijos. Se presume que data del año 1917,
aunque la fecha no es claramente legible. Gentileza Roberto BArgellini.

EL TENDIDO DE VÍAS
Los empresarios ingleses pensaron un funcionamiento del tren en nuestra zona, mayor al que realmente tuvo. Es así que construyeron tres pares de rieles. Dos fueron muy utilizados durante al menos cinco décadas; otro nunca se usó.

Por un lado, se encuentra la vía más importante que continuaba hacia norte y sur. Es la que aún se puede observar frente al andén, pero que en tramos más alejados desaparece porque ha sido cubierta por vegetación, calles, o simplemente fueron quitadas. Funcionó desde el primer paso de una formación ferroviaria el 10 de Octubre de 1910, hasta el cese de actividades en 1984. 

Aproximadamente, sobrepasando la altura de las actuales calles Córdoba y Santiago del Estero, funcionaban unas palancas que permitían el cambio de rieles. 

Las mismas permitían que el tren se desviara hacia el tendido que nunca se usó. Se trataba de una línea
alternativa frente a la posibilidad de que exista coincidencia en el tráfico desde el norte con otro que venga desde el sur. Esta situación nunca se dio, aunque aún se pueden observar algunos tramos que permanecen.
La tercera opción de vías sí tuvo mucho uso, fundamentalmente en las cuatro primeras décadas, que podemos llamar de esplendor del ferrocarril. Se trataba de un desvío de vagones hacia los galpones para la carga y descarga de materiales, herramientas y cereales. Frente a calle Córdoba se pueden observar restos de las antiguas palancas para el cambio de rieles. El ganado se movilizaba desde corrales que se ubicaban en la intersección con la calle Santiago del Estero.

Plano del año 1947 donde se puede observar la disposición de los 3 pares de rieles, la disposición de galpones y arenero, éste a su vez aparece ampliado al pie. La “calle de circunvalación” al este es la actual Jorge Marengo y al oeste Roque Sáenz Peña. La planchada que aparece hacia el norte, aùn se conserva. Gentileza Roberto Bargellini.

Un detalle importante en relación a la movilización del cargamento. Desde la zona rural hasta la estación, durante las primeras décadas, las semillas y/o el ganado era transportado a tracción a sangre, con el tiempo se utilizó el camión.

 Una formación dejaba los vagones sobre los rieles del desvío para proceder a la descarga o carga, especialmente si se transportaban cereales que demanda mayor tiempo. Cuatro días después otra formación ferroviaria enganchaba esos vagones y los trasladaba a destino.

Disposición de vagones para cargar cereales. Gentileza Roberto Bargellini

INFRAESTRUCTURA Y RECUPERACIÓN DEL ESPACIO
Este galpón que hoy aparece artísticamente re-funcionalizado, correspondía a un almacenamiento de granos y ha sido fraccionado para facilitar el paso de las personas, pero se trataba de una sola gran estructura con escasas diferencias entre el sector al norte y sur.
La función principal era mantener las semillas (fundamentalmente cereales y oleaginosas) en óptimas condiciones.

En las primeras décadas del siglo XX, el cultivo de trigo, lino y maiz, cubría grandes extensiones de toda la llanura pampeana. En nuestra zona, hacia la década del ‘30, con el mayor desarrollo de la ganadería para tambos, se incluyeron además, las forrajeras, especialmente el sorgo. Cada semilla tiene particulares características de temperatura y
humedad que debe ser tenida en cuenta en el almacenamiento y que motivaron la incorporación de plantas de silos con tecnología acorde.

En el sector del galpón abierto a la circulación, se pueden ver hierros verticales, pintados en plateado, que son los originales, y se mantuvieron con el propósito de mostrar cómo era originalmente el interior de toda la estructura. Dichos hierros enmarcaban celdas
para el depósito de las semillas.

 También podemos observar dos importantes depresiones de forma geométrica. Se trata de un espacio donde se disponía una moledora de granos, que brindaba un servicio complementario a los productores ganaderos. Hacia el sector norte de este galpón existía una noria para elevar el grano (fundamentalmente sorgo) y luego se vertía en un espiral que descendía en estas fosas, rompiéndolo. 

Foto del sector actualmente abierto a la circulación. Gentileza Roberto Bargellini.

En épocas de cosechas, en algunas oportunidades los galpones eran insuficintes, por lo que las
semillas se acumulaban a cielo abierto. Gentileza Roberto Bargellini.

El piso de los galpones era plano, revestido de tacos de madera. La ventilación es indispensable para el mantenimiento en condiciones del grano. Por ello, el piso contaba con canales tapados con chapas que se conectaban a grandes extractores de humedad y renovación del aire. En el techo, había perforaciones por donde salían al exterior los tubos
elevadores para la transferencia de las semillas.

Con el tiempo se fueron incorporando nuevas tecnologías, ya sea en el equipamiento específico para el tratamiento de los granos, como en la infraestructura básica. Estas modificaciones se dan en las décadas del ‘70 y ‘80, cuando el transporte por tren era esporádico hasta cesar por completo.

Gentileza Roberto Bargellini.

Toda la infraestructura creada para el transporte ferroviario se siguió y sigue utilizando para el transporte automotor. Es sabido que el primero es mucho más económico. 

No obstante, el inmenso deterioro que ha sufrido a partir de la desinversión de las empresas inglesas y de la nacionalización posterior, hace que la recuperación no sea redituable para los propietarios actuales. De allí la firma de convenios para que los espacios se recuperen para otros usos.

Recibo de pago de alquiler por el uso de espacio y galpones. Gentileza Roberto Bargellini.